Y decidió partir dejando impresos
los versos que embalsaman el olvido.
Su mes de abril a puertas de Cupido.
Su amor al porvenir. Mi alma en los huesos.
Yo preferí latir rogando ilesos
los besos vespertinos, lo perdido.
Mi habido por haber. Mi yo abatido.
Su estanque de cordura a los excesos.
Y ahora que te extraño cada día,
mis dedos sin los tuyos me delatan
huérfano como Madrid sin su Alcázar.
Mas siempre fui de ti, la poesía.
Él, tu perro andaluz sin su Manhattan
y tú, la bruja rota de Cortázar.
Carlos Suárez 12-8-17